viernes, 11 de septiembre de 2009

¿Qué pensaron ustedes cuando se enteraron que habían secuestrado un avión? Sinceramente pensé que se trataba de un grupo de desquiciados que tomaban un vuelo a manera de protesta por el pésimo y aburridísimo, casi mediocre, espectáculo ofrecido el fin de semana pasado por los equipos de primera división del campeonato de futbol mexicano. Juro que eso pensé y que la razón que tenían para hablar con el presidente de la república era manifestar su inconformidad y exigir medidas drásticas para solucionar el problema. Creí que, como buenos secuestradores, tendrían una propuesta seria y bien organizada para corregir el rumbo de una buena vez y para siempre. Pedirían, como profundos conocedores del medio, lo siguiente:
  • Que el señor Hugo Sánchez, deidad futbolera y máximo representante del balompie nacional, asumiera las riendas de la federación.
  • Poder total y eterno para el Señor Hugo Sánchez, ya que no tendrían la cochina duda de que el Señor Sánchez, si acaso era mortal, podría seguir gobernando la federación aún después de la muerte.
  • Destitución inmediata de Jorge me vale VErgara. Exigirían, además, que sea condenado al más cruel de los exilios.
  • Compra de un fragmento del continente africano y nacionalización de muchos negros con actitudes futbolisticas.
  • Nacionalización de Salvador Cabañas.
  • Restituir inmediatamente la dignidad del Necaxa y devolverlo a la primera. De lo contrario ¿a dónde mandará el América a jugadores tan malos?
  • Que Juan Gabriel cante, por lo menos, una vez al mes en los partidos del América.
  • Que el premio OTI vuelva a ser el semillero de artistas que en algún momento fue.
  • Obligar a que Galilea Montijo se las prestara un ratito, por aquello del aburrimiento.

No sé si esto hubiera sido menos ridículo que lo que realmente pasó: un fanático religioso, amenazando con un bote de Jumex, ordena a la tripulación dar siete vuelta alrededor del aeropuerto para evitar de este modo que un escalofriante terremoto sacudiera a la ciudad de México. Más ridículo aún fue ver al presidente Calderón aplaudiendo la gesta heroica del ejercito, siempre tan valiente, al atrapar a un terrorista armado con goma de mascar y latas vacías. Por un momento pensé que se trataba de BIn Laden.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahi la lleva calderón, ya casi casi le gana en pendejadas al estúpido de fox.

¿Que opinas de los nuevos impuestos que propone nuestro nanopresidente?

mar adentro dijo...

Yo pensé que era una lata de Red Bull...