viernes, 14 de mayo de 2010

El América perdió y despidieron a Jesús Ramírez. Salvador Cabañas irá al mundial y Juan Gabriel grabó un nuevo disco. El mundial empezará pronto y yo cuento los días, uno por uno, que faltan para que sea nueve de junio. No pregunten por qué. Hace unos días compré un almanaque de esos a los que se le desprenden las hojas. Me gustan porque por la parte trasera incluyen, al menos el mío, recetas de cocina, horóscopos y chistes muy malos. El asunto es que arranco las hojas con mucho desprecio y la mayoría de las ocasiones con mucha incertidumbre. En mi cabeza, y en la de muchos, ronda la idea de que cada día que pasa nos acercamos más a la muerte. Yo evito pensar en eso y guardo con mucho celo cada hojita que voy quitando como si estuviera guardando con ellas el remolino de los días, de las horas que paso frente algún libro o frente a las personas que me interesan. Por lo pronto me voy a otro lado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una anécdota:
Estaba en el apartamento donde vivía Franky (justo al lado de su casa) y miré un almanaque como el que tú describes en la entrada. El día que señalaba era el cuatro de febrero.
Y que le digo:
Pero Franky, ¡ya estamos a doce de mayo!
Y que me dice (con esa liviandad que lo caracteriza):
Esa madre es del año pasado, güey.
Me sorprendí. No sé si su "valemadrismo" es tan grande que Franky ni repara en el discurrir del tiempo, o considera demasiado desgastante tomarse la molestia de certificar el paso del tiempo arrancando las hojas del almanaque. Pero al final pensé que le teme tanto al paso del tiempo, que el ver caer las hojas de ese registro al suelo -el inminente andar del tiempo- es reconocer que envejece y que su cabello cae al piso al igual que las hojas del almanaque.
Saludos.
Dr. Danoti