domingo, 13 de junio de 2010

Entré a una tienda departamental por puro morbo. Compré unos zapatos porque realmente era una gran oferta. Me acusaron de robar un libro con el que yo entré y me ofendí terriblemente. Tuve que detenerme a dar explicaciones y terminé explicándoles que ellos ni siquiera conocían la editorial. De cualquier modo me hicieron regresar al departamento de libros para verificar la veracidad de mi testimonio. Al final, espero, los obligué a que me pidieran unas encarecidas disculpas. El clima en la ciudad es muy agradable. Sopla un poco de viento y huele a mar. Siempre que vengo a visitar a mis padres recorro gran parte de esta ciudad caminando. Me trae buenos recuerdos. Una vez que salí de la tienda departamental se me ocurrió entrar a un centro comercial muy grande, quizá, pensé, me encuentre a alguien conocido. Pero no vi a nadie o no le puse atención a nadie o nadie me quiso conocer. No sé. Solo, como Rambo, como poeta en el aeropuerto, entré al cine. El taquillero me preguntó cuántos boletos quería y con un poco de orgullo, vergüenza y prejuicio le dije que uno para Alicia en el país de las maravillas. Ya había visto esa película, y hasta hace unos días conservaba los boletos, pero pensé que no tenía nada de malo volver a verla. Pedí té y palomitas individuales. La sala estaba a reventar de niños que no dejaban escuchar la película, de parejas que se mañoseaban mientras hacían como que miraban la película y gente que tiene la mala costumbre de no apagar el celular cuando entran a una sala. La película ustedes ya se la saben. En mi corta estancia en Los Mochis, no pasó gran cosa: vi el futbol con mi hermano, visité a mi familia, comí como cerdo y me bañé con abundante agua. Hasta me di el lujo de desperdiciar un poco, por pura nostalgia. A falta de algo mejor que decir, los dejo. Le mando besos de lengua y todo lo que me sobra.

1 comentario:

Namibia Ruiz dijo...

Pues.. Hola, me he encontrado su blog aprentando muchas veces el hipervínculo de "siguiente".. He de mencionar que me ha llamado la atención, me pareció interesante y al final estoy asintiendo mientras compruebo que coincido en varias cosas con usted. Enhorabuena por haberse defendido de esas personas que no acostumbran a ver a alguien con un libro bajo el brazo.. a menos que sea una revista de notas escandalosas o un periódico amarillista. Saludos, me despido.