lunes, 6 de septiembre de 2010

Algo sobre Argentina

No quisiera hablar de argentina como un turista más, ni describirla al estilo decimonónico (algo ridículo e imposible). Quisiera hablar de mi aventura en Argentina, al igual que Gombrowicz, escribir sobre mí mismo en Argentina. En resumidas cuentas quiero hablar, otra vez, de futbol y de cómo he ido entendiendo lo que hasta el día de hoy se sigue llamando la mano de Dios, la mano de Diego. Y como este es mi blog, y digo en él lo que se me venga en gana, hablaré también de otras cosas que quizá no tengan mucha relación.
En 1982, hasta donde tengo entendido, inició la guerra de las Malvinas. Argentina, para decirlo pronto y a lo bruto, combate absurdamente contra Inglaterra por las islas mencionadas. No quiero decir con esto que lo absurdo sean las causas que provocaron la guerra, sino lo absurdo de una pelea tan desigual. David contra Goliat, sólo que aquí no alcanzó el milagro. En la avenida 9 de julio (la más ancha del mundo, dicen) aún hay campamentos de veteranos que reclaman al gobierno saldar la deuda moral, económica e histórica que tiene con ellos. En algunas ocasiones me ha tocado escuchar a veteranos que se suben a los colectivos a pedir la ayuda de la comunidad. Es un discurso en el que resuena la vergüenza de haber perdido la guerra. Al menos esa fue mi impresión. Yo no sé más del caso, pero sé que los argentinos perdieron, oficialmente cerca de 700 soldados mientras que los ingleses, los “invasores”, un poco más de 200. La precisión no es lo importante por ahora.
En el mundial de México 1986 Argentina se enfrentó a Inglaterra en cuartos de final. Apenas habían transcurrido 4 años de la guerra y de aquel partido se esperaba mucho. Se antojaba como un paliativo para sanar las heridas causadas por una guerra que desde el principio estaba perdida. Dos goles de Maradona hicieron la diferencia: el denominado gol del siglo y el que Dios metió con la mano. He pensado mucho en ambos goles. Los he visto un par de veces tratando de entenderlos como dos eventos que van más allá de la competencia deportiva. Argentina le ganó a Inglaterra con el mejor gol de la historia de los mundiales y con el gol más tramposo, ambos producto de un tipo que distaba mucho de ser un atleta convencional y disciplinado. En mi opinión, siempre torpe y desinteresada, Maradona era un jugador fenomenal (todo mundo dice eso) pero había algo en él, un especie de halo divino, con lo que cubría sus limitaciones físicas. Ese toque privilegiado que se escapa a las explicaciones racionales. De ahí, quizá, lo de la mano de Dios. Fue un doble triunfo, donde lo que importaba más era el resultado, no el proceso. Pero el hecho de meter un gol con la mano, de forma tramposa, llena de orgullo a los fanáticos Argentinos. Digamos que el primer gol fue un gancho al hígado mientras que el segundo un tremendo croos a la mandíbula, como diría Arlt. Quiere decir, me pregunto, que si Dios no ayudó a los argentinos en la guerra de Malvinas, los consoló en el futbol? ¿De qué clase de Dios perverso se trata? ¿Será que la única forma de ganarles a las potencia es echando mano de tretas auspiciadas por Dios? ¿Revela todo esto algo sobre nuestra identidad? ¿Hasta qué punto el futbol es un juego donde un grupo de gente desocupada corre como idiota detrás de una pelota redonda? ¿Será, cómo dice Villoro, que Dios es redondo? Espero haber dicho algo con todo esto, o al menos que me quede claro lo que estoy pensando. Como si la escritura, en una terminal de autobuses sucia, fuera una forma de encontrar mis respuestas o mis esperanzas, en ciertos casos.
El parlamento se pasó tres meses discutiendo la pertinencia del matrimonio gay, la legalización de la drogas y la despenalización del aborto, comentaba una persona. Tres largos meses discutiendo sandeces, agrega, creando cortinas de humo, vericuetos verbales para desviar la atención de lo verdaderamente importante: la inseguridad. Eso me dijo y concluyó que si los gay o las lesbianas quieren casarse, ser felices con su sexualidad rompiéndose el orto, pues que lo hagan y ya, que les otorguen sus derechos a heredar a su pareja y que los dejen en paz, sostuvo. Hace meses había llegado yo a la misma conclusión.

7 comentarios:

Tánori dijo...

lo que quieres decir solo dilo decían.


una persona que acaba de conocer me dijo; "como soy? tu dime que eres psicólogo.

le conteste; "tu dime, tu eres tu?

je je

sabe me acorde de eso. La pregunta obligada de un Químico Biólogo a un Psicólogo.

Saludos.

PD. solo hay que decir las cosas con pocas palabras, lo romántico o literato a veces sale sobrando. Besos Amor.

Blas Barajas, escritor dijo...

Tanori, yo no creo que la brevedad sea un virtud. En algunos casos me parece una condición absolutamente vital. Pienso en la minificción y en el sexo: hay que ser rápido y abrupto. Luego se puede llegar a pensar que aquello es amor, estoy hablando del sexo. Acá intento decir una cosa sencilla, básica, pero llenandola de paja, de tonterías. Así me aseguro de que el mensaje quedé fijo y cifrado. Lo que quiero decir, o lo que quise decir aquí fueron muchas cosas que ya sabemos todos. Además esto dista mucho de ser literario. Te mando un fuerte abrazo, Tanori.

Tánori dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tánori dijo...

no entendi.

no quise decir que este escrito fuera literato, ni mucho menos, lo que pasa que no se escribir mis ideas.

como te dije una vez en el patio de mi casa, no me importa muchas cosas de ti, no se de literatura ni de tus locas ideas literatas, solo me importas tu.

Besos amor

PD. me imagino que hay teorías literatas, esas menos las conozco

Blas Barajas, escritor dijo...

El que no entiende ahora soy yo, Qué diferencia existe entre que no te interese nada de mí y que al mismo tiempo te interese yo? Si mis locas ideas son parte de mí, si la excluyes con qué te quedas? con el cascaron? O estás queriendome decir que lo que te interesa de mí es lo que puedo decir de otras cosas que no sean literarias? Yo tampoco sé escribir mis ideas, por eso armo una diarrea cerebral.

Gracias por los besos, es la cereza en el pastel. Oficialmente puedo pienso que te gusto.

Pd: cómo es eso de teorías literatas? si es lo que estoy pensando, no te pierdes de mucho. ni siquiera hacen falta para leer algo literato. Es por eso que yo tampoco a veces las entiendo. Cumplen otra función, una muy función muy particular y suelen ser terriblemente excluyentes y exclusivas. Refieren a sí mismas y en casos extremos se convierten las teorías en su propio objeto de estudio. Lindo, no?

Tánori dijo...

Las teorías de mediano alcances son las bueneras. Las "Grandes Teorías" claro que son excluyentes y exclusivas.

A lo que me refiero que uno no puede andar por ahi hablando o escribiendo con lo que estudia o cree. Por ahí esta una personita muy linda de bajo de toda ese bagaje académico y simplón (chistocito).

Más besos...

y cuídate por allá

PD. Puro pedo no me hagas caso

rapunzel dijo...

La calle 9 de Julio es la más ancha del mundo como el Río de la Plata? Che