lunes, 23 de julio de 2007

Así están las cosas

Últimamente he estado pensado en esa convención tan aburrida en la que caemos todos al comienzo de una carta; un hola, un buenas tardes, un cómo haz estado, cómo te va, etc. Inicios tan poco llamativos y desgastados. Pensé en los míos y me doy cuenta de que caigo en el mismo error: te imagino leyendo el inicio… la misma canción de siempre-dices- y la tiras al suelo sin haber leído aunque sea la primera parte.

¿Recuerdas a Doña Manuela? La señora que todos los días barría las calles a las cuatro de la mañana ¿ya? Ayer, la pobrecita, murió. Dicen que de tristeza (una muerte poco común que, a mi parecer, raya en lo increíble, pero qué hacer contra lo que dice la gente). Fui un rato al velorio pensando en brindar un poco de compañía a los familiares, pero ya estando ahí me enteré de que no había tales, bueno, al menos en carne y hueso. Así me dijo Doña Isabel. Seguro te acordarás de ella, la esposa del general, la que creíamos estaba loca. Pensé un momento en sus palabras: aquí sólo hay familiares retratados, figuras planas, sin volumen, gente que no es de carne y hueso pero aquí están. Me puse a mirar a todas esas gentes que, a mi vista, resultaban más graciosas que atractivas, aunque después, por consecuencia, resultaran atractivas: el señor bigotón, la joven cachetona, el anciano barbón, el cejas largas; gente amarilla y desgastada, apoliyada, devorada lentamente por el tiempo, daguerrotipos de colección. Los miré casi a todos pero sin prestar demasiada atención, excepto uno, uno que me hizo pensar en las palabras viejas y dispersas que alguna vez salieron de la boca de mi padre: torear es como bailar, bailar con la muerte, debes tener cuidado…yo nunca quise ser torero, ni siquiera espectador del valet taurino. Era el retrato más nuevo de toda la habitación, el retrato de torero joven al cual el público le daba las palmas. No se le veía el rostro. Estaba absorto viendo aquella cara sin volumen enmarcada en un molde de madera corriente, un cuadro que trajo la voz de mi padre y por consecuencia una imagen de él más o menos completa. La voz de Doña Isabel me sacó de esos vericuetos y me dijo: era su marido, se fue un viernes, hace ya muchos años. Iba a torear a la cuidad de México. El día que se fue, Manuela y yo tomamos café toda la tarde, hablamos de muchas cosas. Ella siempre lo acompañaba pero como aquella vez ella estaba ya bastante embarazada, subir a los aviones con semejante barriga le resultaría muy complicado. Por eso no asistió en esa ocasión. Esa fue la última vez que se vieron. Él ya no volvió, nunca habló por teléfono y mucho menos se dignó a mandar una carta. Yo pensé en ti en esos momentos, pero no por mucho tiempo porque me ganó la curiosidad. Me dio por iniciar la charla: jamás imaginé que Doña Manuela tuviera un hijo-dije- pero Doña Isabel contestó rápido, con voz pausada, como quien busca y selecciona minuciosamente cada palabra. No hay tal. Nunca existió y a mi me consta. Yo la acompañé a dar a luz cuando fue tiempo de hacerlo pero los médicos sólo le descubrieron agua en el vientre, mucha agua, chorros de agua. Días después nos volvimos locas. Son las cosas que a una le pasan, se vuelve una loca, aunque yo no tuviera motivos… Manuelita cargaba al niño y yo le cambiaba los pañales, y también los lavaba los primeros días cuando ella sólo podía amantarlo. Y continuó hablando pero ya no pude entenderla, me dio la espalda y continúo hablando, emitiendo un sonido casi imperceptible, como si sólo moviera la lengua. Se detuvo frente al cajón y me hizo una seña con el dedo, me pedía que me acercara. Y así lo hice. Y siguió hablando: mírela joven, pero mírela bien, que no se le olvide…esa carta que tiene entre las manos le llegó está mañana, llegó de España, su hermana le había escrito para pedirle perdón por muchas cosas no sin antes contarle toda la historia. Su marido llegó a España con el cuento de que ella había muerto de parto, hasta llevó una cajita en la que, según él, estaban sus restos cremados. Decía la carta que su madre se sumergió en un profunda tristeza que años más tarde la llevó a la tumba. Su hermana se casó con su marido porque ella toda su vida había sido soltera y comenzaba a sentirse muy sola. Reiteradas ocasiones pedía disculpas, por ingenua. La hermana se enteró de la existencia de Manuela por un pequeño diario que el marido escribía todas las noches, ahí se enteró de todo el alboroto. A mi me dio gusto que ahora está el muy desgraciado bien tieso-esto lo decía ella- también que le haya dado vida de perro a esa mujer tan desconsiderada. Fíjese, joven, murió de un infarto en los brazos de un puta. Desde el día que estuvimos seguras de que Rubén no volvería jamás juramos no perdonarlo, pero está mañana se sumó también su hermana a nuestra lista. Manuelita era la persona más buena de este mundo, pero en su pecho también cabía el odio, imagine, joven, que hay cosas que ni Dios perdona, menos nosotros que no somos nadie. Ella murió está mañana, yo probablemente me vaya mañana. Y ahora comenzó de nuevo a articular cosas sin sentido y ya no me miraba, miraba hacía el patio. Me despedí de todos los presentes con una simple seña que más bien parecía un saludo de bienvenida. Serían aproximadamente las cinco con cincuenta cuando salí del velorio. Ya sabes, era hora de ir a buscarte a la estación de tren. En el camino me topé con una minúscula lluvia, de esas que apenas mojan la tierra, de las que se quedan en las hojas de los árboles y que el viento desbarata. Soplaba el viento. Esa tarde llegaron muchas personas a la estación pero por más que busqué no encontré tu rostro entre el tumulto, aunque eso sea más que obvio. Ayer fue martes, un martes más que cuento desde que no estás conmigo. Si llegas hasta esta parte pensaras que en estos momentos es cuando empiezo a ponerme desastroso, y tienes razón, aquí es cuando me pongo desastroso o dramático, no porque no crea en tu regreso si no porque aquí todo está cambiando y tú no estás para verlo, por eso te lo cuento: a los olivos, como a los calendarios, se les caen las hojas, pasan volando los pájaros y el cielo parece atardecer contento y le da por colorearse, corre el viento por todos lados, se mete por las ventanas, maltrata las plantas, da vuelta por el corredor y ahí me encuentra, sentado, mirando a los caballos correr por el campo hasta el río. Mira, me pone los pelos muy necios. Estoy seguro que te daría mucha risa verme cuando recién me atropella el viento los cabellos. Sin embargo lo acepto gustoso (aunque a veces me llene de tierra los ojos) porque me llena de vida, porque me entra por un odio y me sale por el otro y adentro me deja tu nombre y con tu nombre viene tu aroma, tu aroma de mandarina. Así están las cosas.


24 comentarios:

mar adentro dijo...

Qué bella carta. Que el viento te siga despeinando el cabello, tal vez traiga más que aroma de mandarina.

Blas Barajas, escritor dijo...

eso espero, mar adentro, eso espero. gracias por tu comentario, pensé que nadie se tomaría tiempo para leer un texto tan largo. ahí nos estamos leyendo

Anónimo dijo...

Sabes, mar adentro tiene razon, es una bella carta, pero me angustia conocer tulado nostalgico y no me explico porque, cuidate

Ginebra.Keppler dijo...

Mi querido blas .. me gusti tu escrito ... aunque eso de que todo a cambiado y te contare como esta todo me sono algo de cancion ... pero fuera de eso todo me gusto ... te imagine y todo el pedo jajajajaja .. saludos ps :*

Ginebra.Keppler dijo...

Mi querido blas .. me gusti tu escrito ... aunque eso de que todo a cambiado y te contare como esta todo me sono algo de cancion ... pero fuera de eso todo me gusto ... te imagine y todo el pedo jajajajaja .. saludos ps :*

Ginebra.Keppler dijo...

puta siempre me pasa lo mismo ... maldito blog

Anónimo dijo...

Tere :)
Me gusta lo que escribes, pero mas me gusta saber que tienes un lado nostalgico.... espero que sigas escribiendo, cuidate...besos

Anónimo dijo...

Tere :)
Me gusta lo que escribes, pero mas me gusta saber que tienes un lado nostalgico.... espero que sigas escribiendo, cuidate...besos

Aleita! dijo...

Lindo post, comparto con los demás comentarios en que tiene una dosis acertada de nostalgia, me parece, rara en ti para lo poco que te conozco. Es interesante saber más de tu persona...
xoxo

Sabes que conmigo no dijo...

hola
yo creo que la muerte provocada por la tristeza es muy común en nuestros días

sobre todo en Tokio

saludos

Blas Barajas, escritor dijo...

sí claro, en Tokio Blues.

Cicuta drinker dijo...

La ttristeza es inalienable del hombre, nos distingue de las bestia, diría Sancho, pero cuanod la sentimos mucho, nos convertimos en bestias.

El quijote siempre funciona.

Carlangas dijo...

seguro que entre todos esos adjetivos que me regalas agregaras el de huevon, pues la verdad es que no termine de leer tu carta, no conozco a esa doña manuela y ciertamente pensé que te referías a la puñeta, cuando me di cuenta que estaba en un error, deje de leerlo.

No digas que no comento, hasta te tengo linkeado en mi blog, tu eres el que no visita

Anónimo dijo...

Ruby dice...

mmm... ya dejame un comentario, y si todos caemos y ese protocolo?
nos vemos pronto...

Anónimo dijo...

Caletri

Debes anhelar que las personas cómicas resulten por consecuencia atractivas, jaja.

Me gusta la manera en que recreas la distancia, el abandono; todo está cambiando y ella no está para verlo.

Le diste mucho lugar al relato de Doña Manuela y se justifica porque querías entretener al destinatario y tratas de evitar caer en convenciones; pero me hubiera gustado que explotaras más el tema del hijo psicológico, hablaras más de Doña Isabel, entre otras cosas. Los personajes están bien hechos.

Pone a pensar el cuento.
Nomás que me quedó una duda:
¿Simbolizan algo los caballos corriendo por el campo hacia el río?

pajarovolante dijo...

TODOS USTEDES ME TIENEN HARTO, USTEDES TAMBIËN MATARON AL PÁJARO

Anónimo dijo...

Susana:

Me gustó la carta, los demas comentario tienen razón... no recuerdo tu lado nostalgico y sería interesante de ver.
No estoy muy familiarizada con el genero epistolar pero en mi opinión le estas sacando mucho provecho y estas escribiendo muy bien. Me agrada que no estas narrando una sola cosa sino que te abordas otra historia dentro dela historia. Vas bien jejeje, esperoq ue te gsute mi comentario y si no nimodo jejeje.

rapunzel dijo...

Ven ven ven Ochun ven a bailar.
Virgencita milagrosa en el camino del cobre, si tu te paseas sobre de nuestra nación hermosa..
De regresooo se acabó la melancolía.

Svetlana dijo...

Bichicori, aqui estoy, lenta pero segura
¿como dudaba usted que iba a pasar por alto leer su blog?

Como siempre me gustó mucho, (ahora si, que todos tiren los lapices y las plumas y los teclados, ya somos suficientes aficionados como para armar una nueva generación de escritores)

me gustó mucho (sobre todo cuando piensas en ella antes de volver a envolverte en la conversación) son ese tipo de detalles en lo que escribes lo que te hace unico

un abrazo
bueno, dos

nacho dijo...

Escribe ya, o decretaremos también la muerte de la escritura, je.
Saludos y a mover la cadera del taller editorial...
salud!!!! con un tinto de Valparaíso.
nacho mondaca

Óscar Ariel dijo...

Llegué a un blog que te tiene linqueado como "El bichicori. Raúl Osorio"

je je je...

rapunzel dijo...

Con este calor quién no quiere andar bichi o bañarse con cerveza en una fiesta?

rapunzel dijo...

Con este calor quién no quiere andar bichi o bañarse con cerveza en una fiesta?

Sabes que conmigo no dijo...

hola
hace mucho que no entraba por aki ves
me gustó tu nostalgia

que nadie te conoce
que nadie te mira

saludos